Mmmmm, difícil tarea, pero comencemos……
Pero creo que sería imposible hacerlo sin mencionar antes el “Tao te King”, también “Dao de Jing”, libro escrito (según se dice) por el conocidísimo Lao Tse (otros lo escriben Lao Tzu, dependiendo del sistema de transliteración utilizado), hace unos 2.500 años en la antiquísima China.
En efecto el Taijiquan considerado como arte marcial ha sido influenciado por dos corrientes religiosa-filosóficas, el taoísmo y el budismo. De hecho muchas artes marciales chinas se practicaron en templos, el más conocido es el Templo Shaolin, famoso por su Kungfu.
Aquí los primeros versos de esta obra clásica de la filosofía china:
“El Tao que puede ser expresado
no es el verdadero Tao.
El nombre que se le puede dar
no es su verdadero nombre.
El No-ser es el principio del universo,
El Ser es la madre de todas las cosas.
Desde el No-ser,
comprendemos la esencia del Tao;
y desde el Ser,
sólo vemos su apariencia.
Ambas cosas, Ser y No-Ser
tienen el mismo origen,
aunque distinto nombre.
Su identidad es misterio.
Y este misterio
Es la puerta de toda maravilla”.
Para nosotros los occidentales, es realmente difícil entender esta filosofía taoísta, considerando además que no está escrita con “letras” sino con ideogramas que suelen tener múltiples interpretaciones.
Pero veamos por ahora lo más importante, cuando se menciona el Ser y el No Ser, se está refiriendo a dos fuerzas existentes en toda la naturaleza. Son el Yin y el Yang, ambas fuerzas opuestas, pero interdependientes (no puede existir una sin la otra) y complementarias entre sí, representando a modo de ejemplo: lo negativo y lo positivo, lo masculino y lo femenino, lo húmedo y lo seco, la oscuridad y la luz, etc.
El Tao es la fuerza conciliadora o fuerza superior que las contiene a ambas.
Esta idea está perfectamente manifestada en el Taiji cuyo movimiento refleja permanentemente el paso de una polaridad a su opuesta, del Yin al Yang y viceversa.
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